Hablar de juventud es, sin duda, hablar de ilusión, de futuro, de energía, de vitalidad. Adjetivos que definen una etapa de la vida donde los complejos deben brillar por su ausencia, y los proyectos por su sana ambición.
A día de hoy, la ambición que abanderan Heras, Vara o Zapatero, es insana y provoca que su discurso se base en prometer, y en buscar un voto fácil condicionado con mentiras que pronto se descubren.
Si hablar de juventud esboza en tu cara una sonrisa, hablar de políticas de juventud socialistas provoca, cuando menos, llanto. No podemos olvidar que por culpa de Zapatero España ocupa los primeros puestos de paro juvenil, sin duda, el virus que intoxica el futuro de los protagonistas del hoy y del mañana.
Otros como Vara, no tienen reparo en engañar a la juventud con proyectos como el de la Factoría Joven de Mejostilla, prometida y prometida hasta la saciedad y que ya acumula varios años de retraso, que evidencian una falta absoluta de recursos y de interés por los jóvenes de Cáceres.
Pero no se puede olvidar al PSOE de Cáceres, al Gobierno municipal con Carmen Heras a la cabeza. La que más habló de juventud en su campaña y la que menos hace por ella en su gobierno. La persona que iba a arreglar el ocio nocturno, la que iba a inaugurar casas de juventud de barrio, la que iba a construir locales de ensayo. Locales en los que ensayarían músicos, por los que este Ayuntamiento, sólo ha hecho que endeudarles las actuaciones de Festival del Oeste. La persona que iba a darle a Cáceres un centro de ocio cree que los jóvenes son tontos y ciegos. Pero ciegos debemos serlo todos, porque de sus promesas, por desgracia, nadie ve nada.